Aunque no lo parezca y no hablemos mucho de ello porque lo damos por sentado y sabido, estamos en el límite de los SSD actuales en cuanto a consumo y temperaturas. Los futuros Solid State Drive necesitarán mucho más para poder rendir al 100%, donde los fabricantes van a tener que volver al pasado rescatando opciones de refrigeración activas o incluso optar por utilizar un disipador activo para los SSD. El primer prototipo de máximo rendimiento ya ha sido visto y es cuanto menos controvertido.
La actual generación de SSD PCIe 4.0 de alto rendimiento está en el filo de la navaja y tiene de cabeza a los fabricantes de placas base. Estamos viendo por otra parte los chipsets y sus problemas para mantenerlos en modo pasivo y los SSD van en el mismo camino, pero a la inversa, puesto que hasta ahora las soluciones térmicas de refrigeración han podido salvaguardar la seguridad de estos. Pero eso se acabó este año 2022.